Nicolás Alexander Pérez Forero
Investigador del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA)
Investigador del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA)
Cuando se habla de la información ambiental es común imaginarse un paisaje montañoso, costero o marino rodeado de actividades humanas. Cada uno de los elementos que constituyen estos paisajes, efectivamente forman parte de la idea de ambiente, en el cual resaltan elementos como el agua, el bosque, la fauna y la flora; sin embargo, si a esta escena se añaden diferentes observadores, cada uno tendrá un interés y una forma distinta de verla. Un campesino, un científico o una comunidad entera tendrían su propia idea de ambiente.
La UNAL y el IDEA han tratado de ver las relaciones que se dan en el interior de ese paisaje, e incluso reflexionar sobre la variedad de actores que intervienen y forman parte de él. En ese camino los datos recolectados in situ, a través del trabajo en campo, se usan para construir tanto relatos como propuestas conceptuales y teóricas acabadas. Al respecto, se advierte que los datos sin relato quedan desprovistos de sentido, por lo que solo generan conocimiento en la medida en que estos dos elementos se articulan y dialogan.
En ese sentido, ¿qué es un dato y en qué medida se puede usar el mismo término para referirse al concepto de información?
Justamente para llegar a considerarse como información, a cualquier registro o reporte tomado en campo se le debe asignar un significado, a partir de la geografía, biología, geología, antropología o cualquier ámbito del conocimiento, para, ahí sí, denominarlo como información. En efecto, para el caso de la información ambiental, es preciso anotar que esta puede construirse a partir de dos tipos de datos: alfanuméricos (constituidos por letras y números) y espaciales, o representaciones gráficas del espacio geográfico.
No obstante, surgen interrogantes como: ¿el canto de un ave se podría considerar como información ambiental?, frente a lo cual se hace hincapié en que otras fuentes sonoras o auditivas, gráficas o visuales, cognitivas y sensoriales, también se consideran como información ambiental.
En el país esta información tiene varios retos, los cuales empiezan por saber quiénes tienen acceso a ella. En efecto, el Acuerdo de Escazú se perfila como la apuesta más ambiciosa en cuanto al acceso a la información ambiental a escala regional y nacional, a favor garantizar la apertura y transparencia de las fuentes que la alojan, todo lo cual se concreta en considerarla como un insumo indispensable para la participación en escenarios de toma de decisiones y de justicia en asuntos ambientales. Sin embargo, la trascendencia del Acuerdo de Escazú es que se ha concentrado en mitigar el flagelo de los asesinatos de líderes ambientales en Colombia, dejando atrás la importancia de esta en la gestión territorial y la ampliación del conocimiento del entorno de forma compleja, muchas veces desconocida por el dominio de la noción preventiva de lo ambiental, los ambientales y el ambiente, asociándolo con un significado de condiciones de contaminación, degradación y deterioro de ecosistemas.
De 33 portales web para consultar información ambiental (o más) que tiene el país, como la Red de Monitoreo de Calidad del Aire de Bogotá, el Servicio Geológico Colombiano, el Sistema de Información de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Sipra), el Sistema para el Análisis y Gestión de Información de Licenciamiento Ambiental de la ANLA, la plataforma de priorización de Pagos por Servicios Ambientales (PSA) próximos a cultivos de coca, entre otros, no solo públicos y con diferentes escalas de abordaje, se encontró una variación en el volumen de información disponible, el número de visitas realizadas por usuarios y los países en donde se origina la consulta.
En efecto, los temas de cartografía oficial, biodiversidad e infraestructura urbano-regional recogen el mayor volumen de datos disponibles para el país. La sistematización de datos de las temáticas mencionadas y otras de relevancia general para los estudios ambientales supone un reto conceptual, de infraestructura física y sostenimiento futuro en términos económicos, de los cuales el IDEA ha tomado nota para la propuesta del sistema de información que viene construyendo. Este último reto, el económico, representado por ejemplo en el software con el cual se sistematiza y despliegan los datos recolectados, que en la mayoría de las instituciones públicas es licenciado (es decir pago) y depende de un tercero para mantener estos servicios.
Como respuesta a esto, el IDEA, con el apoyo del convenio interinstitucional del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (ZEF por sus siglas en alemán), hace dos años creó el proyecto del Sistema de Información Ambiental del IDEA (Siami), compuesto por varias aplicaciones basadas en software libre y código abierto para sistematizar, visualizar y almacenar información espacial (capas geográficas) y no espacial (alfanumérica) inédita asociada con las relaciones entre los sistemas culturales y ecosistémicos.
Este sistema publica datos que resultan de tres espacios principales: docencia, extensión e investigación, esta última asociada con las tesis o trabajos finales de egresados de posgrado de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo (PMAD), cuyos insumos han estado sometidos a un proceso de arbitraje académico, en el marco de su formación y éxito al momento de graduarse. En concreto el Siami recoge tres grandes beneficios:
Para ingresar al geovisor basta con buscar “geovisor SIAMI unal” desde Google o ingresar a su página oficial https://idea.unal.edu.co/html/SIAMI/SIAMI.html.
En Colombia la demanda de información ambiental se vincula necesariamente a la Ley 99 de 1993, cuando se crea el primer sistema de información ambiental nacional soportado por instituciones de diferente escala: nacional, regional y local, en una suerte de recopilación exhaustiva por parte de las diferentes entidades territoriales –y principalmente de las corporaciones autónomas– sobre el estado de los componentes del ambiente, encargándole a los institutos adscritos al SINA, en cabeza del Ideam, la labor de liderar el proceso de centralización e investigación en esta materia.
En efecto, el proyecto Siami figura como un esfuerzo independiente de las responsabilidades que tiene el SINA y de toda la información que producen sus institutos adscritos. Por el contrario, el Siami pretende abrir la visión del ambiente más allá del saber técnico para empezar a incluir un espectro amplio de datos no solo alfanuméricos o espaciales, sino también multimedia, artísticos y audiovisuales, pensados y construidos desde las clases o proyectos de investigación de estudiantes de la Universidad que también dan cuenta de la noción compleja e integral que el IDEA ha promulgado por largo tiempo sobre el concepto de ambiente.
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